II. Uso, reutilización y estratificación

Conciernen sobre todo la ciudad medieval, que surge y se nutre de la ciudad antigua: nuevas iglesias renacen entre los restos de los templos paganos, los suntuosos mármoles de los palacios imperiales se convierten en fragmentos de pavimentos y sobre las estructuras antiguas se van gradualmente asentando nuevos usos. La grandeza del pasado se desvanece, pero no desaparece completamente: queda en sordina, sobrevive a las invasiones bárbaras, asiste al menguar de su importancia con el traslado de la capital a Constantinopla y acompaña a la ciudad en todos los eventos que la afectan, convirtiéndose en leyenda. En este inexorable proceso, el Cristianismo se abre paso y se afirma saturando magistralmente el vacío que la caída del Imperio Romano de Occidente ha ido dejando.