I. La construcción del mito

Roma, la capital del imperio más poderoso de la antigüedad, es hoy un condensado inigualable de estratificaciones históricas. Pocas ciudades en el mundo han sabido amalgamar, a través de los siglos, tantos edificios, tantos estilos, tantos lenguajes. En efecto, a diferencia de otras capitales europeas, Roma supo defenderse de las destrucciones y de las transformaciones radicales, conservando de manera ejemplar la esencia y el significado de sus antigüedades. Esa pacífica resistencia, junto al orgullo de un pasado que la gratifica y enaltece, fortifican la base de ese inexplicable y asombroso proceso.